Cartas ao Director
Porque al segundo año de empezar a dar clases, y de eso hace 18 años, me encontré en un Instituto con alumnos cuya lengua materna era evidente que era el gallego. Preguntaban y se expresaban en gallego, pero al hacer el trabajo en clase y realizar los cálculos, se pasaban al castellano. Para ellos, la lengua apropiada para el trabajo académico era el castellano, quedando el gallego como idioma de comunicación de segunda categoría. Me pareció algo muy triste y decidí, a pesar de tener como lengua materna el castellano y haber recibido toda mi formación académica en castellano, impartir las clases en gallego, si la mayoría de los alumnos se expresaban usualmente en ese idioma
El hipotético problema de la lengua en las aulas se ha politizado de una forma escandalosa. Para mi, el debate no es un debate político sino de otro tipo y mientras no se centre en donde debe, no avanzaremos.
Respecto a la inclusión del inglés como idioma en que se impartirá un tercio de las asignaturas desde la Ed. Primaria, sinceramente es tan absurdo que no merece muchos comentarios. Ni hay profesores con un dominio suficiente del idioma como para poder dar una clase en inglés ni los alumnos podrían seguir una clase de, por ejemplo Matemáticas, impartida en inglés. La única vía, hoy por hoy, es recurrir a la chapuza de permitir a profesores sin un dominio suficiente del idioma impartir clases en "spanglish", que los alumnos pregunten y se expresen en castellano o gallego en esas clases y que el libro de texto sea en castellano o gallego. Todo ello si consiguen que haya profesores dispuestos a hacer el esfuerzo de impartir sus clases en inglés porque van a ser premiados de alguna forma. ¿Es esa la solución que se propone desde la Administración?
Lo de "democratización" a la hora de elegir idioma pues digamos, simplemente, que presenta muchos problemas. Destaca el hecho de que los padres decidan sobre una cuestión puramente técnica en base a, con todos los respetos, escasos conocimientos sobre el problema y en una situación de politización extrema del tema. Es un misterio para mi si la Administración tiene pensado que también decidan sobre el curriculum o si tienen pensado nombrar a dedo inspectores de educación a padres especialmente combativos. De hecho, como docente, es para mi un misterio la razón o razones que animan a nuestra Administración a tomar decisiones en materia educativa. A veces me dá la impresión de que sus decisiones han sido tomadas apresuradamente mientras alguien, que carece la mayoría de las veces de nombre y apellidos, se tomaba un café (quizá enriquecido con otra bebida).
J.B. Búa
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