10 de xul. de 2010

A furia necesaria

Anotación no blogue Diario de un esqueleto:

Lois Pereiro, hombre físicamente parecido a una vela ardiendo, murió hace dos lustros en Coruña, a los 38 de su edad. Desde hace años los dos únicos libros que publicó en vida –Poemas 1981/1991 y Poesía última de amor e enfermidade- están descatalogados. Los pocos ejemplares que llegan a las librerías de lance se venden rápido, con lo cual este poeta, marginal y cosmopolita al mismo tiempo, es un tesoro escondido en inciertas bibliotecas públicas y privadas.
La obra de Pereiro comenzó su andadura a la metafísica sombra de Valente, aunque ya en sus primeros intentos aparecía traspasada por la tristeza violenta de quien es joven y nunca pudo ni quiso evitarlo. Cuantos en él influyeron no le restaron esa furia que reclamaba para su propio cadáver: “Cuspídeme enriba cando pasedes/ por diante do lugar onde eu repouse,/ enviándome unha húmida mensaxe/ de vida e de furia necesaria”.
Barrido por todos los vientos, incluído el viento del olvido, fue sustituyendo el deseo por el exilio
para iniciar el viaje sin retorno, tal y como registró en sus versos, dejándose llevar sin resistencia al fondo de una interna aniquilación llena de nostalgia.

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